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Mostrando entradas de febrero, 2014

Recuerdo

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Eso quería decirte - Levántate, sin echar cuenta de las veces que has tropezado- Pero te caíste, o  te fuiste y los que nos caímos fuimos nosotros. Te fuiste y el recuerdo es la sonrisa y el abrazo y el último adiós y la noticia y la lágrima y el paisaje desolador de tu casa sin ti.  Ya no duele, porque pervive más tu grandeza. 

¿Qué era de ti?

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...De mi era una crisálida que no ha querido ser mariposa, de mi era un poema que no se escribió en ningún libro, de mi era un violoncello que no volvió a cantar, de mi era un acorde de guitarra que olvidé en un laberinto... de mi era una mujer grandota que se quedó chiquita. De mi era el rostro de tu olvido profundo, olvido que se hizo olvido, para ser libre de tu pesada admiración.  Respuesta a la pregunta del amigo Andrés Zapatón. 

Espejismo

Escribí cartas que llegaron al buzón silencioso y la sangre seguía fluyendo porque no muero. Yo me pregunto ¿a dónde van las sonrisas? Yo no soy una mujer triste. No lo soy. Soy una mujer sonriente y lo sé muy bien porque mi sonrisa ha sido un éxito en los bares de vaqueros barbudos, donde lo objeto todo, menos si me hablan de noches estrelladas con la habilidad del inventor de cuentos creíbles. Mientras leíamos un cuento de Chéjov y mis ojos se recreaban en la nada irreal que es el pasaje de un libro, que se recrea en otros universos con la realidad que está hecha de espejismos donde todo sucede hasta el amor… ¿qué decía del momento? Ah sí, decía que leíamos un libro y en las imágenes se me atravesaba la imagen de la princesa sentada en el jardín del monasterio escuchando las ranas que cantaban sobre las hojas del año pasado y podía ver la luna y escuchar como en su soledad la princesa le coqueteaba en su grandeza burguesa, a los pobres monjes que la veían delirantes en s
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  Benditas reminiscencias Era 1995. Sonaba en MTV y en Veracruz Estereo. La grabé en un casete, "Garrapatié" en la vieja guitarrona de mi papá y se la canté a John el niño de en frente. Fue mi primera serenata.
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Hálito y suspiro -Tal vez amanezca algún día, un atardecer siquiera- pensó, con el optimismo del alpinista. Soñaba con un sol que se llevara esa "costra", esa alga venenosa que le dejó aquel cuando se fue. Volvió, sí, pero ya era de noche. Sus ojos se le habían llenado de un millón de soles y tenían tantas estrellas, era tan otro. No resistió tanta luz. Miró para otro lado, buscando el auténtico sol, el infinito y único. Solo encontró el movimiento de las olas y se cobijó con el mar. Se sumergió en una profunda oscuridad y su pupila palideció ante un recuerdo humectado de olvido. -El olvido- dijo, -con el tiempo se transformará en luz y volveré a ver.  Mientras tanto aquel, iluminado en su distancia con todas sus estrellas y el millón de soles ardía en su candileja lejano. -Volveré a ver- repetía cotidianamente como una oración en el festejo de las sombras. Nunca entendió que apagó su espíritu por un fantasma iluminado y que la verdadera luz, ascendía a sus ojos con
La bipolaridad de mis parques Una taza de café. La noche será larga. Tengo trabajo y seguro no trabajaré, leeré, seré un astronauta en el anaquel universal. Visitaré al ermitaño de la montaña errante, seré una espectadora de la blogia, un lente en el plus, un oído en youtube. Seré un intermitente en el chat de gmail y seré el cero a la izquierda de esa aburrida autopista de datos y matrices sin ojos en los proyectos de extensión. Espero a alguien como el barbudo que se esconde. Todas las noches. Todos los días. Olvido cómo ser capitana de este navío, olvido cómo escribir onomatopeyas y ponerle efectos a las horas. Todo está silencioso, no llega el barbudo y pasa el tiempo aburrido entre el café y el minutero. La libertad de las imágenes, el potencial creativo, ser el dios sin tiempo, ser el Valar de Arda. Quisiera creer que todo allá adentro, en la profundidad cuántica de este asunto, está bien, que se mueven sin problema mis yoes y neuronas, nadando profundamente en la
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No me culpe por "delirosa" Usted lo ha dicho. Usted. El que debo olvidar, el olvidado, el que no llora, porque nunca está. Yo en cambio vuelvo a ser. La que sufre de insomnio, la olvidada, la que nunca estará, (pregunte si importa eso al delirio del delirante) la que ama con locura, la que se saca palabras del lado  oscuro de la luna, la que queda feliz con dos palabras, la espía amigo, la espía... yo también quiero recorrer el mundo, yo también estoy entre dos aguas, yo también he visto la muerte, yo también creí en flores azules, yo también soñé con Novalis, yo también se de la locura, yo también me fugué de Venus y fui amiga de Hipatia. He tenido tantas cosas? he perdido tantas otras? En cambio usted. Fue mio en el campo oscuro de la luna, lo hizo mio una palabra que me robé de un cráter (de esos que tienen nombres tan bonitos que parecen poemas), se me atravesó en la garganta como una espina y fue pura casualidad (porque yo no iba para allá sino para otro lado y fíj