Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2015

Día #19 A un día de nimiedades. Música después del ocaso

Así están terminando mis 20 días de nimiedades. Me dí cuenta que la gran idea viene de la Resilencia. Que la escritura creativa viene del pensamiento asertivo... de no ser así, sería una escritura enferma... Me dí cuenta que sentir es la mejor influencia para todos, pese al dolor cuando el tren se va. Me detuve un instante al mirar al pelirojo en la otra estación. Pero después de un café, el petit rouge se me fugó entre a gente.  Poder decir Adiós, es crecer Santa Elena 19 de octubre de 2015. Es la una de la mañana, los perros ladran. Duermes. ¿Duermes?. Pienso que duermes. Quisiera hablarte. Quise decirte que Fellini preguntó por ti en la mañana y que no supe que contestarle, luego se fue tras su ratón. Todavía lloro un poco y también tengo un poco de gripe… entonces puedo decir cuando un recuerdo me asalta por ahí, cuando todavía me persigue un beso tuyo o ese dulce “Crispy”: Uy esta gripe va a matarme… cuando en realidad lo que va a matarme es la distancia.

Día #18 Ya fue

Mi diario confundido, empezó a escribir una historia de amor que murió sin fecha. Aquí está mi corazón... faltan 1500 golpes Tristeza es despertar vacía, sin cielo, sin sol, sin ti. Tristeza es quererte, y recibir un colibrí apresurado como el latir de un niño que duerme en el pecho de su madre. Tristeza, tristeza es repasar cada uno de los recuerdos e insistirle al tiempo que devuelva cada uno de los pliegues de tu seño enceguecido de placer. Tristeza es saber que no estás, que estás del otro lado y que no estás. Tristeza es exiliarse del mundo a propósito del desequilibrio, tristeza es este olor a ti a mi lado derecho de la cama. Tristeza es ver las estrellas y solo ver manchas de luz, tristeza es no poder ver los rostros de los ausentes en cada una de ellas, la abuela que extraño, el amigo perdido, el tío y el tango. Tristeza es esta lágrima que no muere en el mar, que riega mi cuello y muere en mi camisa. Tristeza son dos meses consumidos en mi gloriosa dicha y tu angustiosa