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Mostrando entradas de abril, 2014

A dormir loca, hippie de Pollux

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Todos tienen un gnomo adentro. Debe ser una palabra antigua la que habita en el interior de cada uno, tan antigua como el mundo y debe ser un verbo conjugado enteramente por el universo infinito. Recuerdo que en una película, una hermosa mujer envió a su gnomo a viajar por el mundo y luego recorrió los lugares que visitó el gnomo. Gnomo cuidador de tesoros subterráneos, sabedor de perlas del ser profundo, custodio de piedras preciosas en la montaña del pensamiento. En algún espacio-tiempo perdí a mi gnomo, o lo empeñé para comprar cicatrices y dolores y quiero recuperarlo. ¿Acaso dónde se pide información por gnomos perdidos en la oficina de cuál ministerio? He perdido la astucia que alimentaba a este ser diminuto. He perdido la gracia con que se paseaba por los corredores de mi mente y quiero recuperarlo, le exijo al universo me repare en daños. Dice el diccionario ilustrado que yace muerto en el extremo inferior de mi biblioteca sin ser evaluado en años de angustioso a
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...Lo que le falta a usted señorita Warrington, es coraje y práctica, ambas cosas son inútiles si no van juntas... Del libro fin de viaje Virginia Woolf

Izquierda y derecha, la silla de la reina y la acústica del mundo

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Llegó al teatro sola, como acostumbraba los martes en la tarde con su botella de agua y un paquete grande de choclitos.  Giró a la izquierda como siempre y se sentó en la última fila de la platea de abajo segunda silla del corredor a la izquierda, que no era precisamente la silla de la reina por donde entraba un incómodo rayo de luz que impedía ver lo que al frente sucedía, ni la silla de la acústica  de pozo, donde las voces del escenario entran como si dieran la espalda al oyente y el hablante hablase a través de un tarro de lata. Era su silla favorita y siempre estaba vacía porque a esa hora de la tarde, solo iban dos o tres ancianos y el mismo grupo de jubilados que gustan de los clásicos, que luego discutirán la película en la plazoleta central del Carlos E Restrepo tomando aromáticas de frutas o té verde. Esta solitaria no es especialmente bella, a pesar de que su nariz tiene una deliciosa curva respingada y su mentón un curioso hoyuelo que realmente provoca acariciar, p