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Mostrando entradas de mayo, 2014

El regreso de las cosas viejas

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Un café en la tarde de cara a la ciudad hoy nueva, nuevos los edificios, nuevos los parques, nuevas las vitrinas, nuevo su entusiasmo. -Muy lindo el anuncio de esa vieja librería- pensó. Un viaje en tren y un libro. Le pareció bella la portada, se acercó a la vitrina de la Librería nueva en Junín al frente del edificio coltejer. Ahí estaba. Lo vió después de hace muchos años, tenía un libro de Borges en las manos. Tartamudeó en sus adentros, dejó caer su café. De repente todo se volvió viejo, viejo el edificio, vieja la Librería Nueva, viejos los rostros, viejo el día, viejo el sentimiento. Se enfermó el cielo, quiso volver a casa. Todo acabó.

De cuevas supersónicas y su respectivo homo

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Dejar de escribir sobre el hombre supersónico, hablar tal vez del reloj de arena y del tiempo finito de los orgasmos, el tiempo contado mientras se muere en las vías del tren y los restos del pacto son el suspiro y el desgano. La humedad se aventaja en las sábanas y dos cadáveres yacen en la almohada, sin respirar y con el aliento enmohecido, con las palabras empeñadas en el deceso. La paz de algunas cavernas, se parecen a sus cavernícolas. Unas están llenas de libros y pensamientos, de especias en la cocina, de gatos y juguetes. Otras en cambio están llenas de vacío y suciedad, de humedad y abandono. Unas están llenas de letras y de finos detalles, de molas y discos, de dinosaurios, de hojas en el piso, de máquinas de escribir y de vasos de ayer, algunas huelen a cigarrillo, otras a wiski, a cerveza o a incienso.  Las cuevas más peligrosas son las autónomas y solitarias, las que suenan a jazz y a horas enteras de trabajo y pensamiento antigregario y eremita, las que huelen a inci

Tu cuerpo no será nunca más Omagua

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El Dorado se ha vuelto este día a día bajo esta luz, conquistando imaginarios de potencial realidad mientras el café está caliente y las páginas cortan mis dedos. Hoy es un constante pasar y pasar de hojas como instantes y no necesito de afuera. Cuando me enfrente a los lobos de nuevo, tendré la astucia de Mowgli y la inteligencia de Elizabeth, seré un indígena de Omagua, me habré inventado el amor... y habré acertado. Nada más me hace falta porque olvidé la geografía de tu cuerpo.