De cómo el amor se enclaustró en una bola de cristal

Este podría ser un escenario recreado en un parque cualquiera en plena edad media o en un cuadro impresionista o justamente este... los mas tiernos años del siglo XXI con sus colores encendidos en magentas y amarillos fuertes y cortes de cabello de regreso a los ochenta. Yo en lo personal, preferiría apartarme un poco, tomarme el tiempo con limón y ubicarme en la hora cero, hacerme en primera fila... dibujar las escenas más principales de los minutos de transición de algo de lo que fuimos testigo pero no nos enteramos.

Una vez definido el paisaje... encarretada con vectoriales, herramientas digitales, autopistas encantadoras y veloces de información desorbitada...en esta máquina del tiempo de locura enlatada, abstraída en la nada más encantadora; para el día prefiero irme a los años 30. Esta postal pues la envío desde los años 30, tipo "Lo que el viento se llevó".

Que sería lo que se llevó realmente que todos vamos tras el.... ¿El amor? ¿algo que queremos?¿Algo que nos hacía plenos? ¿sentimiento?... ¿Inspiración? Según coordenadas, guardadas en el tiempo, en cuadros, canciones, películas, libros, el amor tendría que existir... pero no puede ser esa crueldad e indiferencia que hemos experimentado muchos cuando lo venerábamos como un supremo Dios.

En lo personal, le he robado del Olimpo y he encontrado (tal vez en una celda similar) algo más de tranquilidad al repensarlo y al condicionar mi definitivo encuentro... y al definir lo que puedo ser.

La posibilidad de decir siempre lo que pienso, con la frescura del primer momento en que nace el pensamiento, discutir luego, diferir, esculpir entre dos un pensamiento, una idea, en la cama, en la cocina, en la estación de un tren, en una montaña, en una cueva, un hueco... con el tiempo se puede comprobar que el lugar en ese tipo de elaboraciones sí es prescindible.

Quiero el sueño de guisar besos con arroz, de dormir bien acompañada... porque una cama donde duermen dos (Pero donde realmente duermen dos) siempre es una especie de nave, de carro, de globo aerostático... yo prefiero el último. Quiero el beneficio de poder cansarme de estar enamorada, algunas tardes de lunes, y escribir oscuridades (Escribir por ejemplo que el amor no existe, o imágenes de mujeres de labios muy rojos que fuman con boquilla en un bar)...y comprobar un viernes a las seis, que no puedo vivir sin amor y hacer el amor.

Tengo como tiene Cecilia, fantasías... y quiero un ser que como su amante también tenga fantasías, y quiero intercambiarlas como cambiaba de pequeña los caramelos de los caballeros del zodiaco, cada fantasía con poderes y puntos y contarlos, y jugar para hacerlas "realidad entre los dos" ... yo también quiero cada sábado bronca y despedida... y cada domingo reconciliación.

Quiero la descripción de esa canción que dice que yo, y hablo de mi, se tanto de la vida como sabe el ser que está frente a mi, que conozca mis filias y fobias... quiero ser la venus en llamas de alguien... la Helena de alguna odisea, "la duda desnuda, mina de seda, rayito de sombra, gatito de alfombra" fiera carnívora, sueño, vigilia y adicción, gozo, veneno y pasión

Creo que son posibles los amores imposibles... lo creo porque bajé el amor del olimpo... lo tengo en un cristal, como se puede tener la antimateria, porque es altamente explosivo...

Si puedo tener eso... resumido en una tarde de sábado cualquiera...
Si llego al fin de mis días y el cristal no se rompe, entonces el amor "realmente" no existe para mi, y espero que otros tengan mayor éxito en su búsqueda. Me sentaré en una silla mecedora una tarde, miraré un inmenso sol y pensaré: -Soy una venus en llamas, rayito de sombra, sueño y vigilia. Y volveré a leer mi libro, que de seguro estará muy entretenido.

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