Mi gato no se llama Azucena. Una Carta para Vane.






Tenerse confianza. Esa si es una misión. Labrarse el ambiente propicio para ello, es la misión de las misiones. ¿Sabes querida amiga? Me pregunto con frecuencia: Para que qué elegir vivir entre las montañas? Por qué cultivar flores, acariciar un gato, caminar en las mañanas por estas carreteras, por qué ir a comprar el pan, por qué preparar el café, por qué sentarse en esta silla frente a estos árboles? Hacer un doctorado. Hacer un doctorado en Colombia. De dónde surge esa determinación? Escribir. Si. Escribir sí. Creo que los días que quiero, consisten en eso… despertar temprano, preparar el café, saludar a mi gato, darle su comida y agua… limpiar su caja porque el aseo es importante… luego abrir la puerta y saludar el sol… Hola sol, vengo a regar mis flores, vengo a cortar las hojas del pasado, esas que no permiten que mis plantas florezcan… vengo a hablar con ellas… de lo que será el día, de la meditación constante que consiste solo en esa actividad de saludar aquello que crece y pelecha: Hola flor, hoy estás muy bella… eres una linda azucena. (No hablarle de lo que será, porque ella ya sabe que su destino es palidecer y no hay que angustiarla con su destino y aprovechar que ahora es bella)… luego entrar a casa. Jugar un momento con el gato. Ven gato… vamos a saltar un momento sobre las mesas, libros y sillas, vamos a olvidarnos de que se hará tarde… tarde para comprar el pan, tarde. Palabra odiosa. Escribir. Si. Creo que quiero escribir. Creo que olvido que quiero escribir, porque mi pensamiento se quedó atrapado en la azucena y su supuesto dolor. Pero ella no lo padece. Ella no se conduele. Ella tiene un pensamiento común de azucena. Ella es azucena en la medida que las azucenas son todas ellas juntas y no perecen en el mundo azuceno. El cielo azuceno es ser azucena porque cuando una azucena muere otra bella azucena la continúa como un acto colectivo y azuceno y saben, que si muere la raíz de la azucena en cuestión del mundo inmediato de su maceta, muchas azucenas les hace justicia en miles de macetas y así ellas están felices. La revolución de las azucenas es mucho más brillante e inteligente que las utopías humanas, que la causa ambientalista animalista, feminista… ista… ista. Escribir. Sí. Quiero escribir. Seré escritora? No lo sé. Quiero serlo… pienso en esas mañanas donde el cotidiano sigue después del juego con el gato y a continuación la aventura de comprar el pan y el jugo de naranja… salud a los vecinos de la vereda… salutación al sol que crece al oriente. Qué fue de las alimañas nocturnas? Que fue de las estrellas que allí siguen y ya no se ven… que fue de la luna que fue del ensueño, que fue del sueño que fue del ángel de la guarda, qué fue del sopor de la noche, que fue del insomnio, que fue de ayer. Parece un tango esto. Que fue de la lluvia. Escribir sí. Y volver a casa con la noticia de que no quedó un pedazo de pan, de ese rico de El Pescadero. Y volver pensando: Vereda el placer. Placer caminar y respirar, sin pan y sin rabia. Solo caminar porque el pan era una excusa. Y detenerse y mirar las plantas naranjaditas que llaman “Ojos de poeta”. Hay miles. Y este carro que grita: Voy de afán y yo que le digo: Claro carro, siga usted que yo si tengo tiempo para mirar estas planticas tan naranjaditas, porque no tengo nada que escribir… nisiquiera contrato tengo…solo tengo tiempo y se lo vendo a ver si con eso pago el arriendo. Y no me importa. Porque ya me dará el universo el dinero y así podré seguir escribiendo esto que escribo y que no es más que el hilar un pedazo de vocal con consonante. Así es esto querida Vane… una consonante que pervierte una vocal, una vocal que se casa con un acento muy guapo… y este maldito hiato.. Así es esto querida Vane. Una intención, una invención. Todo empezó con este pensamiento. Le voy a escribir a Vane que confía en mí y que me hace pensar en la confianza que debo tenerme, si quiero escribir y si quiero llegar pronto a casa para preparar unos huevitos con café y sin pan porque la misión fracasó. Al menos no ha fracasado la misión de las azucenas. Al menos salió el sol… al menos tengo pies. Al menos el carro afanoso llegará a tiempo con el tiempo que le he vendido, imaginariamente. Transacción que se hará material para pagar mi arriendo. Hacer un doctorado. Escribir. Escribir un libro. Volví a casa sin pan, sin contrato y con esperanza, transacción hecha por las flores naranjaditas y el baño de sol. Las azucenas tan bonitas. Que habrá sido de Violeta, de Erica, de la Tany y la Pao. Tan azucenadas ellas. La Vane gira sol… la Vane una marea, una ola, un océano profundo. Entonces yo enciendo la radio y suena la FM… y es que suena bien esa música que me recuerda al barrio, a las terrazas en Castilla… esos días que son costras, pedazos de piel, capas y capas de memoria. Suena bien esa música, tan de los ochenta, tan sepia, tan “Música para soñar despiertos de Veracruz Stereo” Tan mañanas de hace tiempo, trapeadora en mano y cepillo para lavar el baño, lavadero y trapitos blancos, fogón de petróleo y apagón de los noventa y hora Gaviria. Escribir. Sí querida Vane. Quiero ser escritora. Pero falta madera. Cómo lo hizo Virginia? Cómo lo hizo García Márquez? Cómo lo hizo Lispektor? Tenaz, porque también supongo que también tuvieron azucenas imaginarias felices de ser presente, y gatos miedosos, esquivos y traumados, al menos juguetones, saltarines y despiertos. Tenaz porque también fueron por el pan y tal vez no había, o tal vez un mar o un Río Tejo. Gato, azucenas y pan. Esa podría ser la vida. Un computador Acer, lento y sin memoria. Tengo memoria, tengo tiempo, no tengo contrato… tengo un gato y azucenas por cultivar. Tengo una terraza de recuerdo en los ochentas y noventas. Tengo una guitarra que volvió a sonar. Tengo una amiga en México a quien escribo y a quien sonrío  por confiar en mi… tengo que confiar en mi… y escribir. Quiero ser escritora. Quiero escribir y tener confianza. Escribir, tener confianza y ser escritora. Ser una azucena. Y que un día me siente días enteros, sin pensar en el dinero, sin pensar en el tiempo… y escribir y escribir… y plantar azucenas y jugar con mi gato… y pensar en Violetas, Ericas Paolas y Vanes… y olvidarme de Nicolás, Claudias y otros tantos, que me duelen... Intuyo que se destiñó mi escritura… que las azucenas murieron en su maceta. Volvió la desazón del desamor. Otras azucenas florecen en otras macetas y setos… Alguien dijo: Quien te va a querer te va a querer como eres, con tus histerias y malos momentos… quiero escribir un libro. Quiero cultivar azucenas. Quiero jugar siempre con mi gato. Besos mi querida Vane. Correo extraño. Catarsis. Cómo escriben los libros los que escriben? 


En otro correo te hablaré de mi gato, de mi vida aquí en esta casita rosada de juguete y mis libros ilustrados, de mis miedos que se vuelven certezas en el cotidiano, del bosque que hay detrás de mi casa, de mi familia que en verdad me ama y que siempre estará conmigo, de lo que se siente no ser querido, ser juzgado y señalado y sobre todo de lo que se siente tener amigos verdaderos que te dicen: Aquí estoy porque te quiero y confío en ti. IsaCris. 

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Un pulso de luz, así es nuestro paso. ¿Y por que recordamos?
Unknown ha dicho que…
Un pulso de luz, así es nuestro paso. ¿Y por que recordamos?
Crisaprabella ha dicho que…
Resultó que mi gato no se llama Azucena, pero tampoco se llama Felini... resulta que mi gato es una gata... Así que la he llamado Febe... si, como el satélite de Saturno. Ahí les dejo el dato. Es importante saber sobre sexo de animalitos.

De otro lado... querido Pipe... No sé bien por qué recordamos... tampoco sé por qué soñamos, ni por qué vivimos, ni por qué morimos, ni por qué, pese a toda estadística maldita, todavía amamos. Lo que pasa es que lo hacemos y todavía más impresionante... no podemos evitarlo. Mi invitación es a que escribamos cómo eso pasa. Pues a ver, digo, si el Dios de las cosas nos tortura o nos bendice con el pasado, los sueños, la vida y la muerte, saquemos sonrisa de ello... dejemos una imagencita de ese pulso de luz. Un abrazotote mi querido Zapatón.

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