Día #18 Ya fue

Mi diario confundido, empezó a escribir una historia de amor que murió sin fecha. Aquí está mi corazón... faltan 1500 golpes


Tristeza es despertar vacía, sin cielo, sin sol, sin ti. Tristeza es quererte, y recibir un colibrí apresurado como el latir de un niño que duerme en el pecho de su madre. Tristeza, tristeza es repasar cada uno de los recuerdos e insistirle al tiempo que devuelva cada uno de los pliegues de tu seño enceguecido de placer. Tristeza es saber que no estás, que estás del otro lado y que no estás. Tristeza es exiliarse del mundo a propósito del desequilibrio, tristeza es este olor a ti a mi lado derecho de la cama. Tristeza es ver las estrellas y solo ver manchas de luz, tristeza es no poder ver los rostros de los ausentes en cada una de ellas, la abuela que extraño, el amigo perdido, el tío y el tango. Tristeza es esta lágrima que no muere en el mar, que riega mi cuello y muere en mi camisa. Tristeza son dos meses consumidos en mi gloriosa dicha y tu angustiosa desidia. Tristeza recordar tus ojos, que son cafés, bajo un ramillete de pestañas rojas… Tristeza todas las velas rojas que se quemaron en proyectos que no son y no serán, tristeza no haber ido de tu mano al Homero, al Málaga, a bailar, a la montaña rusa, al cine, al lago, al mar, a mi bosque…  porque todo lo inventé… porque soy una gran creadora de nada. Tristeza saber que estás ahí, del otro lado… y que no estás. Tristeza. Este dolor que no se quita, que no se va, este dolor de los huesos que tienen un eco que no se va. El eco de tus labios diciendo “Te amo”. Tristeza, la casa deshabitada, las ventanas muertas, la vereda silenciosa… verte salir... sin mirar atrás. 

Mis canciones de la infancia se hicieron adultas. Requiero un ser amable que las vuelva a llevar al museo de la inocencia. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un pedazo de día

Día #19 A un día de nimiedades. Música después del ocaso

Mi gato no se llama Azucena. Una Carta para Vane.