Por el pedazo de luna en el escritorio

Ahí estás cíclope maldita golpeada por la sonda Lcross... Qué estás mirando, se te perdió algo??... inherte, pero luminosa y estúpidamente bella. Estoy en el océano de la tormentas y quedé de encontrarme con Ulises en el mar de la serenidad... tengo, Luna, que repasar costa a costa esos nombres tuyos, para no aprenderlos nunca... Yo me bajo de esas montañas que parecen olas gigantescas a estas horas de la noche y muero por ignición. Constantemente. En mis sueños. Hoy no quiero dormir, quiero escuchar como cae la lluvia sobre los techos e imaginar canciones. Hoy se escriben en 6 octavos pero son melodías atonales y es que se vuelven un caos húmedo y se pegan al asfalto embaldosando de luz blanquecina como si hubiese un mundo abajo. Repaso el parque. Misteriosos son los parques. Enanos diurnos los intoxican de gritos y alaridos, que se comen en las noches los grillos y en las mañanas vuelven a intuirse sus colores primarios listos para recoger de nuevo más tarde, después de la escuela y la tarea a esos enanos tan extrañamente adorables pero que no podré concebir nunca. Se vuelven odiosas mis entrañas... el tic tac me va a volar la cabeza. Hoy no podría dormir... del otro lado ya amanece. Por respeto a los enanos adorables te dejaré en paz... usted señor, solo por simpatía hacia mis grillos, déjeme escuchar en paz. Usted lo sabe... su voz retumba en mi memoria y no me deja apreciar el riquíssimo blues que solía escuchar en mis noches... es una lástima que me halla dejado en un bolero, porque sabe?? me aburro mucho en los boleros... pero duermo plácidamente con el blues. Debo esperar a Ulises y se hace tarde. En una manzana cabe la humanidad. Se la llevaré para que la coma. Debe estar muy cansado.

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